Descripción
Para que una alfombra sea apta para exterior debe cumplir unas condiciones más exigentes que una alfombra puramente de interior. Básicamente, debe soportar la intemperie, con el agua y los rayos del sol como principales elementos dañinos.
Por tanto, si hablamos de alfombras impermeables hemos de descartar todas aquellas que sean delicadas con el agua, como las de lana, poliéster, yute y algodón.
Otra cosa es que tengamos una alfombra que nos guste mucho y un día despejado la saquemos un rato al exterior, pero eso no define a una alfombra de exterior.
Las alfombras exterior de terrazas y jardín son uno de los protagonistas involuntarios de una de las migraciones más prolíficas de la naturaleza.
Porque cuando llega el buen tiempo y el verano, al mismo tiempo que vuelven las oscuras golondrinas y los oscuros góticos ponen rumbo a lejanas tierras del norte, la especie humana en general huye desesperadamente desde los interiores de las casas hacia el aire libre, la luz y el calor, en el exterior, los jardines y las terrazas.
Y es justo que en esa migración nos llevemos puesto todo lo necesario para replicar nuestro acogedor mundo de interiorismo trasladado al exterior. Y como todo comienza por el suelo que pisamos, ahí es donde entran en juego las alfombras de exterior, terraza y jardín.